Salud del Suelo en la Agricultura Regenerativa Base fundamental para la Ecologización Urbana
Víctor Saúl Solano Vargas
4/30/20242 min leer
El suelo es un recurso único, es decir el suelo no es renovable, la importancia del suelo va más allá de ser el soporte para las plantas. En la agricultura regenerativa, el suelo se considera el corazón y el alma de todo el ecosistema agrícola, y su salud es crucial para la sostenibilidad a largo plazo de los sistemas de producción de alimentos. Hoy vamos a explorar, por qué el suelo es tan importante en la agricultura regenerativa y cómo podemos cuidarlo para apuntalar la Ecologización Urbana.


1. Relación entre la Agricultura Regenerativa y la Ecologización Urbana.
La Agricultura Regenerativa en áreas urbanas puede contribuir significativamente a la seguridad alimentaria local al proporcionar acceso a alimentos frescos y saludables cultivados localmente. La ecologización urbana puede promover la agricultura comunitaria y los huertos urbanos, lo que no solo proporciona alimentos, sino que también fomenta la conexión entre los residentes urbanos y la tierra, promoviendo así la conciencia ambiental y la educación sobre la alimentación sostenible.


1. Fertilidad del Suelo.
Un suelo saludable se encuentra en equilibrio y es rico en nutrientes esenciales para el crecimiento de las plantas. La agricultura regenerativa se centra conservar el equilibrio entre la biodiversidad microbiana, las condiciones físicas y químicas del suelo de forma natural, utilizando prácticas como la alternancia de cultivos, el compostaje y la práctica de nuestros antepasados la MILPA, entendiendo a la milpa como el concepto integrador de varios cultivos en una misma siembra.
2. Reservorio de Agua.
Un suelo en buen equilibrio es decir, un suelo sano tiene textura, estructura, porosidad que permite la infiltración y retención del agua. En la agricultura regenerativa, se fomenta la formación de suelos esponjosos y ricos en materia orgánica, lo que mejora la capacidad del suelo para retener el agua y reduce el riesgo de erosión y desertificación.
3. Fortaleza ante Plagas y Enfermedades.
Un suelo sano es el primer paso para cultivar plantas fuertes y resistentes. Al promover la diversidad de organismos en el suelo y fortalecer el sistema inmunológico de las plantas, se reduce la necesidad de pesticidas químicos y se fomenta un equilibrio natural en el agroecosistema.

